Tanto el ciudadano de Nueva York como el turista que, de paso, recorre las calles y avenidas de la gran metrópolis norteamericana se ven expuestos a un sinfín de lenguas. El plurilingüismo neoyorquino no es el simple resultado de la convergencia circunstancial en la isla de Manhattan y los condados aledaños (Bronx, Brooklyn, Staten Island y Queens) de inmigrantes de todo el mundo. La coexistencia de tantas maneras de hablar es además el fiel reflejo de la complejidad de esta urbe, de sus contradicciones, de su problemática articulación social y cultural, e incluso de las obscenas desigualdades que genera el capitalismo desaforado.
Artículo completo en elcastellano.org.
4 comentarios:
Tengo que ir a Nueva York...
No lo dudes... y ya tardas, además... cualquier excusa es buena... cuándo salimos? Ahora? Vale!
Pues como no me lleves tú... Chuse dice que pasa de EEUU y de rellenar sus absurdos impresos para poder entrar.
Besines.
Luego también hay que tener en cuenta que le llaman Boabdil... Y la cosita no está para hacer tonterías, eh?
Imagínate! Es capaz de sacar la cimitarra en mitad del aeropuerto. Ah, no! Que la habrá tenido que dejar en el primer arco de seguridad...
Ainss!!
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